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El que esto escribe
miércoles, 25 de mayo de 2011
Game of Thrones
Series.¿Qué haríamos hoy en día sin ellas? Son uno de los refugios que quedan cuando la cartelera cinematográfica de la temporada es floja (por escaso número de estrenos interesantes) o decepcionante (por la ínfima calidad de los mismos). Ejemplo reciente es El Sicario de Dios, por cierto. Una película cuyo visionado deseas eliminar de tu memoria al instante.
Sí amigos, las series son ese pequeño lugar confortable al que puedes acudir cada semana, salvo por los parones de costumbre, a buscar algo parecido a lo que te ofrece el cine. Una serie nunca será lo mismo que una película, eso está claro. El cine bien hecho tiene una narrativa, una estructura y unos medios que rara vez se encuentran en las series de televisión. Una película no es cancelada a la mitad de su metraje dejándolo todo en el aire (todavía recuerdo mi indignación cuando FlashForward , Defying Gravity o más recientemente el remake de V fueron canceladas). A cambio, si los astros se alinean en forma de audiencia, estabilidad y buenas críticas, las series ofrecen una mayor profundidad en el desarrollo de las tramas y argumentos. En este mismo blog se ha expresado el deseo de que Fundación de Asimov fuera llevada a la pantalla por medio de una serie, y no una sóla película.
Así, hoy en día tenemos series de gran calidad e interesante argumento como Fringe, House MD, The Big Bang Theory y más recientemente, se ha añadido a esta pequeña lista (subjetiva, claro está, pues son mis series actuales favoritas) la grandiosa Game of Thrones (Juego de Tronos en español).
Game of Thrones es la adaptación del primero de la serie de libros de George R.R. Martin llamada colectivamente A song of Ice and Fire.
La historia, de inspiración épica y medieval, nos sitúa en un mundo ficticio, en un continente conocido como Westeros, donde están los Siete Reinos, y sitúa en el centro de la trama la enemistad entre los Stark, Señores de Invernalia, y los Lannister, que se han situado muy bien a sí mismos en la familia del Rey Robert, Rey de los Siete Reinos. Valga esto como sinopsis básica, pues la historia abarca mucho más y la serie tiene la habilidad de manejar muchas tramas distintas al mismo tiempo, siguiendo fielmente el libro. Ninguno de los sucesos narrados en el libro ha quedado fuera, e incluso los diálogos y las caracterizaciones de los personajes se han respetado al máximo, en un bonito ejemplo de fidelidad a la obra original.
Visualmente, la serie es magnífica. Escenarios, vestuario, medios...se nota que hay un presupuesto acorde a la magnitud de la obra llevada a la televisión. Un lujo. Pero además, el elenco de actores es fenomenal, hay talento a raudales en ese apartado, y habría que felicitar al responsable del casting por las brillantes elecciones que ha hecho al repartir los papeles. La mayoría de actores parecen diseñados para su personaje. Por enumerar unos cuantos, y para ir haciendo las presentaciones de la que DESDE YA debe convertirse en vuestra serie favorita (no vaya a ser que la cancelen), estos son algunos de los protagonistas principales:
Sean Bean (el magnífico Boromir de El Señor de los Anillos) como Eddard Stark
Mark Addy (Haced memoria. ¿No habéis visto ese rechoncho cuerpo en Full Monty?) es el Rey Robert:
Peter Dinklage interpreta a Tyrion Lannister (alias el Gnomo). Veréis cómo os suena este enano:
Emila Clarke es Daenerys Targaryen:
Podría seguir poniendo más y más, y es que en esta serie todos los personajes son fundamentales y están deliciosamente interpretados. Definitivamente la serie que más me ha gustado en muchos años, y desde luego con muchas posibilidades de seguir manteniendo el nivel mientras dure porque hay algo que distingue esta serie de otras que se quedan por el camino: Los libros son, casi casi, el guión. No hay la amenaza de que un equipo de guionistas ineptos ponga en peligro esta serie dando giros absurdos, enrevesando la historia ad nauseam o cayendo en espantosísimas contradicciones (fans de Lost o Prison Break, lo siento amigos).
Lo dicho: esta serie tiene aroma a instant classic.
Sí amigos, las series son ese pequeño lugar confortable al que puedes acudir cada semana, salvo por los parones de costumbre, a buscar algo parecido a lo que te ofrece el cine. Una serie nunca será lo mismo que una película, eso está claro. El cine bien hecho tiene una narrativa, una estructura y unos medios que rara vez se encuentran en las series de televisión. Una película no es cancelada a la mitad de su metraje dejándolo todo en el aire (todavía recuerdo mi indignación cuando FlashForward , Defying Gravity o más recientemente el remake de V fueron canceladas). A cambio, si los astros se alinean en forma de audiencia, estabilidad y buenas críticas, las series ofrecen una mayor profundidad en el desarrollo de las tramas y argumentos. En este mismo blog se ha expresado el deseo de que Fundación de Asimov fuera llevada a la pantalla por medio de una serie, y no una sóla película.
Así, hoy en día tenemos series de gran calidad e interesante argumento como Fringe, House MD, The Big Bang Theory y más recientemente, se ha añadido a esta pequeña lista (subjetiva, claro está, pues son mis series actuales favoritas) la grandiosa Game of Thrones (Juego de Tronos en español).
Game of Thrones es la adaptación del primero de la serie de libros de George R.R. Martin llamada colectivamente A song of Ice and Fire.
La historia, de inspiración épica y medieval, nos sitúa en un mundo ficticio, en un continente conocido como Westeros, donde están los Siete Reinos, y sitúa en el centro de la trama la enemistad entre los Stark, Señores de Invernalia, y los Lannister, que se han situado muy bien a sí mismos en la familia del Rey Robert, Rey de los Siete Reinos. Valga esto como sinopsis básica, pues la historia abarca mucho más y la serie tiene la habilidad de manejar muchas tramas distintas al mismo tiempo, siguiendo fielmente el libro. Ninguno de los sucesos narrados en el libro ha quedado fuera, e incluso los diálogos y las caracterizaciones de los personajes se han respetado al máximo, en un bonito ejemplo de fidelidad a la obra original.
Visualmente, la serie es magnífica. Escenarios, vestuario, medios...se nota que hay un presupuesto acorde a la magnitud de la obra llevada a la televisión. Un lujo. Pero además, el elenco de actores es fenomenal, hay talento a raudales en ese apartado, y habría que felicitar al responsable del casting por las brillantes elecciones que ha hecho al repartir los papeles. La mayoría de actores parecen diseñados para su personaje. Por enumerar unos cuantos, y para ir haciendo las presentaciones de la que DESDE YA debe convertirse en vuestra serie favorita (no vaya a ser que la cancelen), estos son algunos de los protagonistas principales:
Sean Bean (el magnífico Boromir de El Señor de los Anillos) como Eddard Stark
Mark Addy (Haced memoria. ¿No habéis visto ese rechoncho cuerpo en Full Monty?) es el Rey Robert:
Peter Dinklage interpreta a Tyrion Lannister (alias el Gnomo). Veréis cómo os suena este enano:
Emila Clarke es Daenerys Targaryen:
Podría seguir poniendo más y más, y es que en esta serie todos los personajes son fundamentales y están deliciosamente interpretados. Definitivamente la serie que más me ha gustado en muchos años, y desde luego con muchas posibilidades de seguir manteniendo el nivel mientras dure porque hay algo que distingue esta serie de otras que se quedan por el camino: Los libros son, casi casi, el guión. No hay la amenaza de que un equipo de guionistas ineptos ponga en peligro esta serie dando giros absurdos, enrevesando la historia ad nauseam o cayendo en espantosísimas contradicciones (fans de Lost o Prison Break, lo siento amigos).
Lo dicho: esta serie tiene aroma a instant classic.
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